El entrenamiento invisible es aquello que diferencia a un buen runner de un runner mejor. Es todo aquello que el corredor popular realiza o debería realizar para seguir creciendo y potenciando su rendimiento deportivo y sin embargo, es invisible a los ojos del entrenador o del preparador físico, ya que se hace fuera del entrenamiento habitual. Es aquel entrenamiento que lo llevamos a cabo de forma pasiva a través de los hábitos que conducen al correcto desarrollo muscular de una forma armónica y fisiológica.
Engloba un conjunto de factores tan amplios como actividades realizamos en nuestra vida rutinaria, pero os citaremos los siguientes:
- El descanso
- Nuestra alimentación
- La higiene y cuidado corporal
- Factor psicológico
- Tareas de recuperación (masajes, hidroterapia,..)
Aunque parezca una tontería la higiene bucal también influye en nuestro rendimiento, no olvidéis limpiaros los dientes todos los día 3 veces.
El entrenamiento invisible está presente, prácticamente en todas tareas de nuestra vida cotidiana: dormir, comer, en el trabajo,… y por tanto unos malos hábitos siempre van ir en nuestra contra a la hora de conseguir nuestros objetivos.
El deportista debe llevar a cabo un entrenamiento invisible a los ojos del entrenador y del preparador físico, responsabilizándose de éste de tal manera que favorezca así su puesta a punto para el entrenamiento deportivo o las exigencias de la competición.
Este entrenamiento invisible permitirá acortar el periodo de recuperación, evitar lesiones y sobrecargas, reponer los sistemas hormonales y los sustratos energéticos necesarios, así como reparar la fibra muscular más rápidamente. Dicho esto,
“el deportista debe ser deportista durante las 24 horas del día”
¡Publica un primer comentario para esta entrada!