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FLATO: ¿Tu también lo sufres?

por Paco Amorós

Los runners solemos vencer a las adversidades: desafiamos a las condiciones climáticas, desafiamos a nuestro cuerpo y a duros perfiles geográficos…pero pocas cosas son más temidas que el flato, esa desagradable sensación que puede dar al trasto el día de la prueba las semanas/meses de entrenamiento.

Ese dolor punzante que te quita la respiración, que te invita entre retortijones a detenerte… Reconocido por todo buen runner, su origen puede no estar del todo claro. A continuación intentaremos explicar qué es, cómo se produce y cómo prevenirlo.

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Científicamente, el flato se conoce como dolor abdominal transitorio (DAT). Se define como un dolor agudo y punzante localizado en el área abdominal, generalmente lateral aunque también puede localizarse en otras localizaciones como en región escapular, asociado a la realización de movimientos repetitivos del torso y cuya sintomatología puede ser exacerbada durante el estado postpandrial, frecuentemente referida por las personas que realizan deporte. Es una patología benigna y de carácter autolimitado.

¿POR QUÉ SE PRODUCEN?

Varias son las teorías, aunque ninguna parece explicar con exactitud su origen por lo que partiremos sobre la teoría inicial de que es una dolencia de origen multifactorial cuya aparición y sintomatología depende en gran medida de dos factores: las características individuales del deportista y las condiciones en las que este se ejercita

Tras revisar la bibliografía existente podemos concluir que uno de las factores que mayor predispone al DAT es el de padecer ciertas alteraciones morfouncionales, que se concretan principalmente en la presencia de cifosis y/o el predominio de hipertonicidad muscular a nivel de la cadena cinética responsable de la estabilidad vertebral y de la movilidad de la cadera. Por otro lado, y atendiendo a los estudios, las teorías que defienden el origen del DAT a partir de la isquemia diafragmática o de la presencia de calambres en algunos deportistas deben ser rechazadas, mientras que parece confirmado que la ingesta de determinados fluidos antes y durante la competición suponen un claro factor de riesgo.

El riesgo de presentar episodios de DAT parece no guardar relación alguna ni con el sexo ni con el índice de masa corporal (IMC), pero sí con la edad, con la que se establece una relación inversamente proporcional (a mayor edad, menor riesgo de padecerlo). Esto se podría explicar por la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse, soportar y sobreponerse a los diferentes estímulos y sensaciones que provoca la práctica de ejercicio físico. El nivel de forma física es inversamente proporcional a la probabilidad de que el DAT aparezca. Las personas que entrenan con más frecuencia padecen menos episodios de DAT, quizás debido a que las adaptaciones fisiológicas permiten a los deportistas ser menos susceptibles al dolor. Se ha observado que las personas que se inician en la práctica deportiva no presentan un mayor riesgo de que el DAT aparezca si se las comparaba con aquellas más experimentadas. Por todo esto se puede concluir que el nivel de entrenamiento es susceptible de alterar la frecuencia con la que se presenta el DAT, pero no su incidencia o la intensidad del dolor percibido.

¿CÓMO EVITAR EL FLATO?

Llegó la hora de intentar encontrar soluciones. Y es que el origen del flato no está claro, sí parecen estarlo ciertas recomendaciones que parecen evitar su aparición, entre las que podríamos destacar:

Modificar el patrón respiratorio: el efectuar inspiraciones profundas o el emplear la respiración abdominal son maniobras que pueden reducir la intensidad de los síntomas del DAT, una vez este se ha manifestado.

Movilizar la zona abdominal: ciertas estrategias tales como estirar la zona afectada, realizar flexiones profundas del tronco, aplicar prensión manual sobre la zona, o tratar de incrementar la tensión de la musculatura abdominal mediante contracciones máximas voluntarias, parecen ser las soluciones más eficaces empleadas por los deportistas cuando el DAT se presenta.

Control dietético: la ingesta de suplementos energéticos hipertónicos (sólidos o líquidos) y sus efectos en el organismo del deportista deben ser monitorizados y controlados durante el entrenamiento, con el propósito de identificar posibles factores desencadenantes de episodios de DAT y evitar su aparición durante las competiciones. Cuando estemos haciendo deporte y necesitemos hidratarnos, mejor beber sorbos pequeños y constantes que sorbos grandes, ya que los sorbos grandes son mucho peso de golpe en nuestro estómago.

Manipulación torácica y espinal: en aquellos casos en los que se sospeche que tanto la alteración de la ortoestática postural como la excesiva tonicidad muscular pueden causar DAT, un abordaje fisioterápico, basado en técnicas de manipulación torácica y de movilización y estiramiento de la musculatura vertebral y abdominal (especialmente del psoas-ilíaco y del cuadrado lumbar), podrían reducir significativamente el impacto que esta dolencia tiene en el deportista.

Respiración profunda y sincronizada: Sincroniza tu respiración con tus pasos y ayudará a eliminar este dolor. Aunque parezca sorprendente tiene efectos directos en la puntada del corredor.

Que nada ni nadie nos frene en nuestra presa hacia la vida sana. Sin dolor no hay gloria

LovelyRunners

www.lovelyrunners.com 

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